Conoce a la ONG que cambia realidades uniendo a las mujeres con la programación

En Chile, la participación femenina en la industria tecnológica alcanza solo un 4,5%, según un informe realizado durante 2015 por la Asociación Chilena de Empresas de Tecnología de Información (ACTI). Estos datos responden a una tendencia mundial y entre las principales razones que explican este fenómeno, se destacan las socioculturales y el poco interés que demuestran muchas mujeres por estudiar ciencias exactas y tecnología.

Pero esta realidad está cambiando. Actualmente, son muchas las iniciativas que apuestan por integrar a las mujeres en el sector digital y cambiar su futuro. Una de ellas es Laboratoria, un proyecto con presencia en Perú, México y Chile, que busca empoderar a jóvenes de bajos recursos, que no contaron con acceso a educación superior de calidad, mediante la enseñanza de programación.

Por cinco meses, las alumnas participan de un curso de formación en desarrollo web y desarrollo personal, y al egresar, tienen la posibilidad de postular a empleos que duplican o triplican sus ingresos. La egresada debe pagar sus estudios, de forma retroactiva, una vez que se encuentre trabajando y según explican los impulsores de Laboratoria, a nivel regional, 7 de cada 10 egresadas consiguen empleo.

Hoy en día, el programa se encuentra formando a su tercera generación, conformada por 64 alumnas, las cuales fueron elegidas tras un proceso de selección al que postularon 600 mujeres.

“Esto nos demuestra que hay una necesidad real de mujeres que tienen ganas de salir adelante y de desarrollarse profesionalmente, simplemente les faltaban las oportunidades”, expresó Marisol Alarcón, fundadora del proyecto en Chile.

“La programación es una gran herramienta de transformación social. Si tú sabes programar y haces buenas páginas, encontrarás trabajo. Es muy común que no te pidan título universitario, ni que revisen en qué comuna vives, ni si tienes un apellido de aquellos reconocidos por la sociedad. Lo que importa es tú código y tu capacidad. Si todas las industrias serían así, nuestro continente experimentaría un desarrollo socioeconómico muy distinto”, dijo a Soychile.cl

Código de mujer:

Camila González es de Santiago y tiene 26 años. Antes de ingresar a Laboratoria, estaba emprendiendo un proyecto de manualidades y, para potenciar su emprendimiento, había creado un sitio web. Fue entonces que descubrió un mundo nuevo y se quedó con ganas de seguir aprendiendo código. Tiempo después, vio en Facebook una publicación de Laboratoria y postuló a la segunda generación.

“Desde que fui a las primeras pruebas y posterior entrevista, me encantó la pasión con la que hablaban del proyecto y como nos empapaban de optimismo para tomar esta oportunidad como una opción real para cambiar nuestras vidas. Entrar al programa, a pesar del arduo proceso de selección, fue lo más fácil. Lo complejo fue tomar el ritmo a un estilo de aprendizaje distinto, donde teníamos que sacar el máximo provecho a nuestro lado autodidacta para aprender todos los días algo nuevo. Aparte de los lenguajes para crear sitios web que aprendimos, lo que más me quedó de la experiencia es la perseverancia y que no debemos bajar los brazos a pesar de los obstáculos”, recordó la joven.

Hoy Camila se encuentra trabajando en la empresa de desarrollo de software Kunder como aseguradora de calidad. En su cargo, se preocupa de revisar las aplicaciones realizadas por los desarrolladores y de verificar el correcto funcionamiento a nivel usuario, y próximamente, a nivel software.

“En un futuro, espero no muy lejano, imagino una industria equilibrada, dónde hombres y mujeres puedan trabajar en conjunto para crear mejores soluciones a las necesidades tecnológicas. Y claro, la participación femenina crecerá porque las mujeres le estamos perdiendo el miedo a la tecnología y estamos entendiendo que tenemos mucho que aportar”, concluyó.